Aproximadamente 2,5 millones de españoles utilizan lentes de contacto de manera habitual, pero todavía hay quienes que se resisten a utilizarlas por miedo a rechazarlas o, incluso, a sufrir infecciones o problemas graves de córnea. Si eres uno de ellos tienes que saber que, si haces un uso correcto de las lentillas y sigues las recomendaciones de tu profesional de la visión sobre cómo cuidarlas y cuánto tiempo se pueden llevar, su uso es completamente seguro.
Si, por el contrario, experimentas cualquiera de los síntomas que leerás a continuación deberías quitarte las lentillas de inmediato y acudir a tu óptica de confianza:
• irritación, escozor, picor o dolor en el ojo
• incomodidad al ponerse la lente de contacto
• sensación de cuerpo extraño o arenilla en el ojo
• lagrimeo excesivo
• secreción del ojo inusual
• pérdida de nitidez
• visión borrosa, sensación de arco iris o halos alrededor de objetos
• sensibilidad a la luz
A veces podemos sentir que la lentilla no nos resulta tan cómoda como cuando nos la pusimos por primera vez. Puede ser que tenga una pestaña, una pequeña partícula de arenilla o una pelusa. Si es así, con las manos limpias y secas, desplaza cuidadosamente la lente del centro de tu ojo abierto y muévela de nuevo al centro mientras sostienes los párpados inferior y superior con los dedos. Si desaparece, perfecto; pero si persiste la incomodidad, quítate la lente y examínala cuidadosamente en busca de roturas, suciedad o un cuerpo extraño. Si la lente parece no tener daño alguno, límpiala, enjuágala y desinféctala bien y, después, vúelvetela a poner.
Si cuando te la pones de nuevo el problema persiste, tírala y ponte una nueva. Si el problema se repite con la nueva lentilla, quítatela y consulta con tu profesional de la visión inmediatamente para que identifique el problema y te proporcione un tratamiento adecuado para evitar un daño ocular grave. Es importante que un especialista te haga una revisión oftalmológica, ya que puede que tengas intolerancia a las lentillas o a alguno de los productos que estás usando con ellas (solución óptica de mantenimiento, gotas humectantes, etc).
Las molestias que pueden ocasionar las lentes de contacto tienen su origen en varios factores, pero, para que funcionen del modo en que se suponen que deben hacerlo, es importante cuidarlas correctamente, siguiendo el calendario de mantenimiento y sustitución y realizando adecuadamente los pasos recomendados para su limpieza. Si no los sigues pueden producirse problemas de visión, incomodidad y otros problemas de seguridad.