Es la comidilla del mundo del baloncesto: cuando en una entrevista en The Athletic le preguntaron por su espectacular rendimiento en las últimas semanas, Stephen Curry, jugador de la NBA en los Golden State Warriors de Oakland, tuvo clara su respuesta: había empezado a usar lentillas. "Lo digo en serio" tuvo que aclarar, "es como si un nuevo mundo se me hubiera descubierto".
Antes, su promedio de aciertos en triples era de un 42,9%; tras empezar a llevar lentes de contacto, esta cifra ha ascendido a un 48,7%. Lleva 9 partidos consecutivos con un mínimo de 5 triples convertidos y ha anotado 56 tiros de 115 intentos desde la línea de tres puntos, una cifra vertiginosa para un jugador con datos ya de por sí espectaculares.
Desde que debutara en la NBA en 2009, Stephen Curry ha sido un pilar fundamental de los Golden State Warriors. A sus 31 años:
• Ha ganado tres anillos de campeón de la NBA con su equipo (2015, 2017 y 2018)
• Ha sido MVP de la temporada en dos ocasiones (2015 y 2016)
• Ostenta el récord de más triples anotados en una temporada regular (402, en 2015/2016)
• Ostenta el récord de más partidos seguidos anotando al menos un triple en temporada regular (157, en 2014-2016)
• Ostenta el récord de más triples anotados en una final (9, en 2018 frente a los Cleveland Cavaliers)
Con este historial, el futuro se presenta aún más pavoroso para sus rivales. Pero entonces, ¿qué es lo que había estado limitando todo el potencial de Stephen Curry antes de empezar a usar lentillas? La respuesta es el queratocono.